Ya tenemos el equipo de grabación ideal para llevarnos un buen sonido y editarlo en las mejores condiciones. Pero, ¿cómo tratarlo? ¿Qué debemos hacer para sacarle el mayor partido? Vamos a ir poco a poco desgranando las opciones de las que disponemos para darle un acabado profesional a nuestro sonido.
Antes de editar, grábalo bien
Quizá la entrada anterior te quedaras con la duda de qué volumen o ganancia debería tener nuestra grabadora cuando estemos grabando. Pues bien, aquí hay que diferenciar entre eso mismo, ganancia y volumen. La ganancia es la relación entre la intensidad de entrada y salida de una señal. Puede ser sonido, puede ser una señal de WiFi, microondas, etcétera. En el caso del sonido, se aplica a la intensidad de entrada y salida del sonido que estamos captando.
La ganancia tiene en cuenta dos valores, mientras que el volumen solo representa un valor absoluto de salida de sonido. El volumen se puede modificar por ejemplo como la rueda del volumen de tus altavoces, los numeritos de volumen en la radio de tu coche, etcétera.
Para guiarnos mejor, usamos unos valores establecidos para medir la ganancia o volumen, que son los decibelios. Para medir la ganancia de sonido, usamos esos números negativos que van desde el menos infinito hasta el 0. Esto quiere decir que cuanto más alto sea el sonido más se acercará al 0, y si el nivel de potencia de la señal que entra es mayor que la señal que sale, estaremos superando este umbral de 0 decibelios y el sonido picará o se distorsionará.
Sin embargo, cambiar el volumen del sonido no afectará a su distorsión. Pero si por el contrario, subo la ganancia más allá del umbral de cero decibelios, aunque tengamos un volumen muy bajito, percibiremos que el sonido se está saturando.
Por ello, es conveniente siempre, como ya te dije, monitorizar el sonido, no sólo para detectar sonidos indeseables, sino también para tener un control más efectivo del sonido que estamos captando, y aumentaremos o disminuiremos la ganancia del sonido que estemos grabando en función de si es un sonido muy intenso o no.
¿Qué ganancia necesitaremos? Yo por lo general suelo grabar voces manteniendo la ganancia en unos -10 decibelios aproximadamente. Los expertos en sonido siempre recomiendan que es mejor quedarse corto que pasarse con la ganancia del sonido. Es decir es mejor subir la ganancia del sonido luego en posproducción. Pasa un poco como con la imagen. Mejor subexponer un pelín en situaciones de bastante luz para luego levantar que sobreexponer, porque se nos puede quemar la imagen. Nos “picará” la imagen, como el sonido.
Y por esto mismo, porque muchas veces tendremos que subir niveles en el sonido, importa la calidad de los componentes que usemos para grabar sonido. Cuanta mayor calidad, mayor margen de maniobra tendremos para levantar audio y trabajar con mayor precisión.
Y por ello también será conveniente usar un buen formato de grabación que permita esto. Aquí el gran estándar es el formato WAV usando el códec PCM a 48 mil hercios. No te preocupes, porque la gran mayoría de grabadoras medio profesionales son capaces de grabar usando estos parámetros.
Además, vamos a procurar siempre que no tengamos filtros o limitadores aplicados durante el proceso de grabación. En ciertas grabadoras, como las Zoom, podemos controlar esto manualmente. ¡Ten mucho cuidado!
Editando el sonido en posproducción
Personalmente, salvo que quiera conseguir un efecto concreto, como por ejemplo, sonido telefónico o un efecto de pesadilla tenebrosa, a mí no me gusta aplicar demasiados efectos en el sonido. En mi opinión, cuanto mejor está grabado el sonido, menos posproducción vamos a necesitar.
Lo esencial siempre al trabajar con el sonido es, primero, aplicar un ecualizador. Puede darse el caso de que tengamos dos fuentes de sonido diferentes, con dos micrófonos diferentes. Por ello, ecualizar es fundamental para equilibrar los graves y agudos de ambas fuentes. Es el equivalente en vídeo a hacer un etalonaje o corrección de color. Pues en sonido es igual, estamos “etalonando” el sonido mediante la ecualización.
Y al igual que un colorista debe conocer la cámara con la que se ha grabado la pieza audiovisual para aplicar un espacio de color acorde a esa cámara, un editor de sonido debería saber qué equipo se ha usado. Esto no es indispensable, pero si estás trabajando con un sonidista profesional y has usado micrófonos Shure, súper usados en ambientes profesionales, es posible que el editor de sonido tenga ya una serie de ajustes predefinidos para trabajar más rápidamente con estos micrófonos.
Luego, es fundamental saber que podemos trabajar a dos niveles: a nivel de clip y a nivel de pista.
Cuando aplicamos un efecto a un clip, sólo estaremos trabajando en “ese” clip y no en los demás que estén en la pista de sonido. Por su parte, una pista es ese “carril” que vemos en la línea de tiempo con los clips de audio y, por lo general, también soporta la aplicación de efectos. Cuando trabajo con el sonido, suelo hacerlo a nivel de pista salvo que quiera un efecto muy concreto.
La razón es que así aplico efectos de una tacada y estoy liberando mi PC de recursos (al tener un solo efecto, solo tendrá que trabajar una vez y no una vez por cada clip con cada efecto). Es el equivalente más o menos a aplicar un clip de ajuste. Cuando aplicas un clip de ajuste en DaVinci Resolve, todo lo que esté debajo tendrá los efectos que tenga ese clip. Pues en audio es igual, todo lo que tenga la pista, será aplicado a todos los clips dentro de esa pista.
Por último, lo que tenemos que hacer siempre es comprimir el sonido. La compresión es, dicho muy rápidamente, subir la ganancia de las partes con un sonido muy bajo y bajar la ganancia de las partes con sonido muy alto. Visualmente, es como “aplanar” la forma de onda para que no haya partes con picos altos de volumen y otros con un volumen muy bajo.
Teniendo estas consideraciones en cuenta, estaremos ya listos para entregar un audio de buena calidad para producciones audiovisuales. ¡Cuida tu sonido al máximo, los audiófilos como yo te lo agradeceremos!
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Pedro Terrero
Creador de Creatubers. Realizador audiovisual y entusiasta de la tecnología y la creatividad. Le encanta viajar, escribir, dejarse sorprender y hablar de sí mismo en tercera persona.
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