La dirección de fotografía consiste no solo en captar lo mejor posible la luz y el color de lo que estamos filmando, sino también de imprimir un estado de ánimo.
Hiroshi Sugimoto es un fotógrafo japonés que ha hecho algunos de los mejores trabajos con la la larga exposición de las últimas décadas. Uno de ellos es Theaters, (teatros, o salas), en el que colocaba una cámara frente a una pantalla de cine, realizando una fotografía de larga exposición durante la proyección completa de una película, dando como resultado un resplandor blanco.
Según Sugimoto, y cito textualmente, “películas diferentes producen resplandores diferentes. Si es una historia optimista, casi siempre consigo una pantalla brillante; si es una historia triste, una pantalla oscura. ¿Una historia sobrenatural? Muy oscura”.
He querido poner esto a prueba comparando la fotografía de dos episodios de series. Por un lado, he elegido la genial serie británica Los Durrell, historia luminosa y entrañable, en la que la carcajada está muchas veces presente. Por otro lado, he elegido la no menos genial Mr. Robot, un thriller tecnológico lleno de drama y reflexión existencial. A simple vista ya podemos hacernos una idea, pero vamos a hacer un experimento, esta vez no haciendo una fotografía de larga exposición, sino jugando con una aplicación que es capaz de mezclar una cantidad ilimitada de fotografías y mezclarlas en una sola haciendo una media de los colores que muestran.
Se trata de ImageMagick y, por si no la conocías, es una especie de FFMpeg para imágenes, una navaja suiza que permite hacer cualquier operación que se te ocurra con imágenes. Así que lo que hecho es, mediante FFMpeg, sacar un fotograma cada segundo de cada uno de los capítulos que he escogido, el segundo de la cuarta temporada de Los Durrell y el cuarto de la primera temporada de Mr. Robot. Luego, mediante ImageMagick, he apilado todas las imágenes usando este modo de mezcla. Al tener cambios constantes de planos, de luz y de color tendremos una imagen completamente vacía de formas. Como curiosidad, así se ve un plano estático convertido a imagen mediante esta técnica:
Pero la duda que tenemos es: ¿será el thriller más oscuro que la comedia? Te animo a que participes en este juego rápido:
Este es el resultado de uno de los episodios seleccionados. Como ves es una imagen abstracta, que no obstante nos sirve para hacernos una idea de la tonalidad dominante en la paleta de colores.
Y este es el resultado del otro episodio seleccionado. ¿Cuál pertenece a cuál? Te doy unos segundos para adivinarlo.
Pues sí. La imagen A pertenece a Mr. Robot y la B pertenece a Los Durrell.
Por eso la dirección de fotografía y el tratamiento del color deben tener un propósito narrativo y deben también servir como recurso para transmitir un estado de ánimo. Esta es la regla, por supuesto, pero siempre hay excepciones. Podrías hacer una comedia durante la noche y sin usar iluminación en set, pero los cánones, y un poco también el sentido común, nos dicen que el optimismo y la comedia es más luminoso y el drama, el thriller o el terror es más tenebroso.
De hecho, según la paleta de colores que elijas, según el gráfico que tienes en esta entrada de la web Nofilmschool, puedes expresar una emoción más concreta, siendo los azules para la calma, la amabilidad o la profundidad emocional, el verde para la armonía, el amor o la comunicación o el rojo para la pasión, la vitalidad o la espontaneidad.
Con todo esto en mente es fácil deducir que el color y la luz de nuestras creaciones de ficción o aquellas que tienen un propósito dramático, deben trabajarse desde el momento en el que estamos escribiendo el guion o, si nos hemos incorporado más adelante en el proceso de preproducción, en las reuniones indispensables que vas a tener con tu director de fotografía.
Algunas de las preguntas que deberías hacerte para determinar la paleta de colores son “¿quiénes son los protagonistas de mi historia y qué características los definen?”, “¿cuál es el conflicto principal de la trama?” o “¿cuál es el mensaje que transmite la historia?”. Sí, son exactamente las mismas preguntas que nos hacemos cuando escribimos el guion de la narración, y es que, insisto, el color también narra.
Una vez que tenemos rodadas y ordenadas en una línea de tiempo nuestras flamantes imágenes en movimiento usando el color y la luz que queremos, toca realizar un proceso no menos importante para dar cohesión y realce a nuestra narración cromática. Sí, después del montaje, una de las fases esenciales de la posproducción audiovisual es el tratamiento del color.
El tratamiento del color clásico
Cuando no existían las herramientas avanzadas que tenemos actualmente, se utilizaban máquinas para realizar el proceso de tratamiento del color que, con el tiempo, fueron ganando en sofisticación. Una de las empresas más punteras era la ya extinta Da Vinci Systems, creadora de herramientas físicas como DaVinci Classic, en 1984, y Da Vinci 2K, en 1998 o en formato software como Da Vinci Resolve, en 2004. Te suena, ¿verdad? Y es que Da Vinci Systems fue luego adquirida por Blackmagic Design, responsable ahora del DaVinci Resolve que conocemos actualmente.
Tratamiento digital
Para realizar el tratamiento de la luz y el color en vídeo digital utilizamos o bien programas individuales, como Mistika Boutique, o las herramientas integradas en los programas de edición de vídeo. El más avanzado en este aspecto sin duda es DaVinci Resolve, aunque también tenemos opciones muy potentes en programas como Vegas Pro, Premiere Pro, Avid Media Composer o Final Cut.
Vamos a ver los fundamentos básicos de tratamiento de color con DaVinci Resolve, no solo porque es el que mejor conozco y el que uso más en profundidad, sino también porque es la referencia en el sector. En este programa disponemos de todas las herramientas necesarias para realizar un ajuste de color en profundidad, y lo mejor de todo, también en su modalidad gratuita.
Para empezar, disponemos de los ajustes necesarios para realizar correcciones primarias y correcciones secundarias. Esto es lo que se conoce como etalonaje.
Las correcciones primarias son aquellas que hacemos en una primera fase, y consisten en la corrección de las sombras, luces, temperatura, tinte, contraste y en definitiva, los aspectos básicos de la imagen. El módulo de Color en Resolve nos ordena estas herramientas en el panel de Círculos cromáticos.
Tras las correcciones primarias llega el turno de las correcciones secundarias. Aquí se realizan correcciones en áreas específicas de la imagen y en dominantes de color. DaVinci Resolve dispone de una herramienta imbatible: el cuentagotas o “colores específicos”, que sirve para aislar colores y tratarlos mediante funciones como la distorsión cromática, o mi favorito, lo que yo llamo “el panel de versus”, que enfrenta en dos dimensiones la saturación, el matiz y la luminancia.
Para asegurarnos de que el resultado del trabajo está bajo control y no estamos destrozando la imagen, aparte de la vista previa, obviamente, nos ayudamos de las representaciones gráficas, como la gráfica RGB, que nos muestra los niveles separados en los colores rojo, verde y azul, o el vectorscopio, que muestra los colores mediante vectores y sirve para asegurarnos de que los colores no se salen de nuestro espacio de color.
Tras estas correcciones llega el turno del color grading, que consiste en aplicar un mismo balance de color y exposición a todos los planos para darle un look característico. Vamos, lo que conocemos comúnmente como el “look Matrix” o el “look Amélie“. ¡Eso es el color grading!
Esto en programas como DaVinci Resolve se aplica al final del proceso de tratamiento del color. En este artículo tienes una explicación más detallada para darle un look cinematográfico a tus vídeos y emparejar lo máximo posible el look que quieres con aquel de tu película favorita.
En una próxima entrada hablaremos de un tipo de etalonaje especial que podemos hacer en imágenes HDR.
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1 comentarios en "Cuando la luz narra: así debes trabajar el color"